Nació
en Sevilla. Perteneció a la nobleza y realizó actividades militares. Y fue como soldado
que se trasladó a Italia, país en el que se encontró con la poesía de Petrarca,
experiencia que lo enriqueció considerablemente como escritor.
Firmando como Vandalio, escribió un cancionero dedicado a una mujer cuya
belleza lo cautivaba, en el que figura un madrigal que
ha trascendido espacio y tiempo, el cual hace alusión a sus ojos claros y serenos.
ESTILO:
Se destaca la presencia de la polirritmia y cómo se mezclan los ritmos endecasilábicos,
con ciertos efectos estilísticos
En su realidad
poemática, Cetina no comunica sus sentimientos en forma
directa, sino ajustándose
a códigos preestablecidos.
Cetina se caracteriza
básicamente por el tema del amor; sobre todo el amor como constante
sufrimiento, y éste será tan imperecedero como su causa.
La ausencia, común en la lírica renacentista.
Su lamento, por lo que vive en el presente, respecto
de su felicidad en el pasado. El tema del bien perdido, es uno de los
principales ejes en su poesía.
El recelo, el temor;
cuando afirma que la inseguridad lo mantiene temeroso.
La muerte por amor.
Falta de desahogo en el hablar: el silencio impuesto.
POEMA:
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿Por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más
piadosos,
más bellos parecéis a aquél que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos
rabiosos!
Ojos claros, serenos,
¡Ya que así me miráis, miradme al menos!
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