¿Quieres conocer a grandes figuras del Siglo de Oro Español?
Entonces, este blog os gustará ya que vamos a dar un repaso sobre las grandes figuras literarias que hicieron de los siglos XVI y XVII inolvidables para el mundo de las letras españolas.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Fernando de Herrera (1534 -1597)

Nació en Sevilla en el seno de una muy humilde familia, y se educó a las órdenes del maestro Pedro Fernández de Castilleja sin obtener, a lo que parece, título académico alguno. Pese a nacer en una familia humilde, recibió, gracias a su temprana amistad con quien fue su mentor, el humanista Juan de Mal Lara, una refinada educación en diversas escuelas de Sevilla, en las cuales aprendió varias lenguas contemporáneas y clásicas y acumuló un notable conocimiento humanístico. En su juventud cursó estudios eclesiásticos y, aunque nunca fue ordenado sacerdote, recibió las órdenes menores y fue beneficiado por la parroquia de San Andrés. Con esta modesta contribución económica pudo dedicarse durante toda su vida al estudio y a sus ocupaciones eruditas. Esta absoluta dedicación intelectual hizo de Herrera un ejemplo de la autoexigencia y del afán de sabiduría propios del humanismo de la época, todo lo cual le valió el sobrenombre de El Divino.

Estilo
Su poesía parte de la herencia petrarquista, en la que pretende introducir novedades, y él mismo plantea su producción como una profundización con respecto de Garcilaso de la Vega. En este sentido, Herrera es autor de unas Anotaciones a la poesía de Garcilaso (1580), donde, entre otras cosas, pone de relieve el carácter de imitador de los clásicos en lengua romance de Garcilaso e historia los distintos géneros poéticos usados por él.
Su obra literaria es relativamente variada, teniendo en cuenta, además, las obras perdidas. Entre sus obras conservadas destacan unas en prosa, como la Relación de la guerra de Chipre y suceso de la batalla naval de Lepanto y el Elogio de la vida y muerte de Tomás Moro, semblanza de su vida con valoraciones de su pensamiento político.

Rojo Sol con Hacha Luminosa

Rojo sol, que con hacha luminosa
cobras el purpúreo y alto cielo,
¿hallaste tal belleza en todo el suelo,
que iguale a mi serena Luz dichosa?
Aura süave, blanda y amorosa,                            
que nos halagas con tu fresco vuelo,
¿cuando se cubre del dorado velo
mi Luz, tocaste trenza más hermosa?
Luna, honor de la noche, ilustre coro
de las errantes lumbres y fijadas,                         
¿consideraste tales dos estrellas?
Sol puro, Aura, Luna, llamas de oro,
¿oístes vos mis penas nunca usadas?
¿Vistes Luz más ingrata a mis querellas?
El tema del soneto es el lamento de un amante despechado, atribulado por la belleza y crueldad extraordinarias de la enamorada. El tema no es original, puesto que proviene de Petraca. Lo distinto en Herrera es el aliento nuevo que otorga a expresiones prestadas.


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