¿Quieres conocer a grandes figuras del Siglo de Oro Español?
Entonces, este blog os gustará ya que vamos a dar un repaso sobre las grandes figuras literarias que hicieron de los siglos XVI y XVII inolvidables para el mundo de las letras españolas.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Gregorio Silvestre (1520 – 1569)

Hijo de padre portugués y madre española. En 1541 opositó a la plaza de organista de la  Catedral de Granada, que obtuvo. Mantuvo relación con destacados literatos: Hernando de Acuña, Diego Hurtado de Mendoza, Juan Latino,  Luís Barahona de Soto,  Pedro de Padilla, Gaspar de Baeza y Jorge de Montemayor, de origen portugués como él y muy afín por sus inclinaciones musicales y sus relaciones con la nobleza. Estuvo enamorado platónicamente de una tal doña María, a la que alude en sus versos, y murieron casi al mismo tiempo. 

Estilo
Gregorio Silvestre es el mantenedor de la vieja tradición lírica castellana frente a la nueva orientación italianizante representada por  Garcilaso de la Vega,  Juan Boscán y Diego Hurtado de Mendoza. Poeta de fino sentimiento, fue incorporando elementos italianizantes a su vena castiza, que es la más auténtica y en la que logró sus mejores obras, y acabó por entregarse en brazos de la nueva escuela, que cultivó con acierto y maestría.

Fábula de Dafnes y Apolo
               
    De Febo, el pecho atrevido,


de Dafnes, la perdición,



la venganza de Cupido:



uno y otro corazón



disformemente perdido.



El duro aborrecimiento



de Dafnes, en el correr,



y de Apolo el seguimiento



se representan a ser



desta historia el argumento.





   Tú, ninfa, en quien yo contemplo,



recibe aquesta labor



que se dedica a tu templo



de mi firmeza y amor



y de tu crueldad ejemplo.



Socórreme, que peleo



con aquesta breve suma,



que, si tú me ayudas, creo



que podrá volar la pluma



por donde vuela el deseo





El metro de carácter tradicional que aparece en estos versos, puede estar motivado por el rechazo inicial de Silvestre al empleo de la métrica italianizante, que luego se impone en la mayoría de las fábulas mitológicas en verso y que da origen a ejemplos tan significativos como la Fábula de Polifemo y Galatea, de Góngora. 

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